Nunca dejará de asombrarme el inmenso poder que tienen las ideas. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar siguiendo fielmente aquello en lo que creemos? Era una mañana luminosa aquel miércoles y el cielo de Atenas no podía estar más azul. Perseguido por el insomnio casi toda mi vida, siempre he tenido problemas con las mañanas y aquel ritmo frenético, casi irracional, que posee a todo el mundo ni bien sale el sol. Los cuencanos y cuencanas, la señora arropada en su chal dando tirones a su hijo o nieto que se atrasa a la escuela, el parroquiano adusto llevando la bolsa de pan o el periódico, los funcionarios con ese pasitrote medio gris tan distintivo de la vida burocrática. La vida bostezando los últimos rezagos del frío andino para agarrarse a sí misma en otro día cualquiera, como hubo tantos antes y habrá tantos después. Pero para nosotros, tras dos noches tensas de hostigamiento, perdida de nuestro capitán y captura final de nuestro submarino amarillo, caminar y respirar libremente por entre las calles era como volver a nacer.
Como copiloto de la Caravana Climática, la noche anterior había pensado acompañar a Christian, el Warrior, mientras conducía el Che Bus de vuelta Guayaquil, cargado como estaba a esa hora de agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera y sus pedagógicos fusiles. “Tienes que llegar a Lima wey” –me dijo. “No te pinche vayas a rajar”. Tras tantos años viviendo en México, ambos nos hablamos en dialecto chilango y entendí que iba en serio. A su vez, los Yasunidos dudaban también de que fuera a continuar el viaje hasta Lima. Tienen un compromiso y unas energías tan impresionantes, que como estudiante de filosofía no podía sino seguir pensando –y lo hice toda esa mañana-, en el inmenso poder y capacidad de mover a las personas que tienen las ideas. Por supuesto en este mundo que se arrastra cada vez más hacia el abismo de la barbarie, no todas las ideas son iguales. Y hay algunas muy poderosas, bellas y dignas, que se oponen justamente a ello.
Esa mañana nos enteramos de que el líder indígena shuar, José Tendetza, había sido... Leer mas
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